sábado, 25 de mayo de 2013

No me entristecen

No me entristecen las muertes de los que se van yendo.
En mi proceso vital voy desvelando que esa senda me lleva por allí.
Lo que me entristece es la sociedad que no mejora y evoluciona a lo largo de la vida pasada y presente; que marcharé con ese vacío de ver que sigue el abuso y expolio de unos a otros, y que esta tierra madre no se disfruta, sino que se explota al máximo, exprimiendo sus recursos para atesorar imperios de predominio y dominio.
Es cierto que se van yendo referentes vitales y generacionales. La vida tiene sus turnos; los suyos dan paso a los que vienen.
Las huellas dejadas serán testimonio de que estuvimos.
No lo veremos, pero creemos y tenemos esperanza en que el testigo vaya siendo recogido.
Me duelen ausencias. Eso es evidente. 
Más las que engendran mis cuerpos de la mente y el alma. Más las de aquellos que rompen mis carnes por serlo de ellas, sangre de mi sangre. Cobijo de antes. 
Me duele que se levanten murallas y rompan las lanzas en contra de formas distintas, que sienten desde sus yoidades.
Ser diferente es riqueza, pero se le teme desde los dominios que quieren que nada cambie.

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