miércoles, 10 de marzo de 2021

Mi calle en Vigo

Los árboles de mi calle.

Me asomaba en la mañana y sentía los trinos de sus aves.
Palomas, urracas y pajarillos.

Ayer fue un día triste.
Ha marcado mis sueños de esta noche pasada.

Esta mañana, poco antes de las ocho, al salir a saludar el nuevo día, he oído en lejanía las aves que otros días tenían cobijo entre sus ramas.

Hubo árboles a lo largo de la calle, franqueado un horizonte de ría.

El más frondoso disfrutaba del sol invierno y verano.

Ayer, a primera hora pude ver como lo desmembraban, como nos lo quitaban, sin piedad.

Hoy leo, con indignación que los bichos no nos molestaran.

Es que no saben que aves e insectos son base de un sano ecosistema, que los árboles regulan oxígeno transformando el "ceodos" (CO2). Que la temperatura de este próximo verano será insoportable sin el filtro y humedad que su presencia regalaba.

No saben. Su ignorancia nos lleva al desastre.


106 anys

Colette Maze, la pianista de 106 anys que acaba de treure un nou disc
https://www.ccma.cat/324/colette-maze-la-pianista-de-106-anys-que-acaba-de-treure-un-nou-disc/noticia/3081722/

lunes, 25 de junio de 2018

Recuerdos

Recuerdos

Un trozo de espejo en la pared de la cocina. Espacio que quedó relegado y nombrado como el de la cocina vieja, contrapuesto al de la nueva. En él se cambiaba mi padre, desprendiéndose de su traje de luces, señales de su trabajo diario con nuestras vacas y otros animales. Las “güeñas de vaca”.
Allí nos pasábamos tiempo de domingo, con mis dos amigas adolescentes, maquillando nuestros párpados con sombras y luces, y poniendo rímel a unas pestañas que levantábamos con artilugio. Y peinábamos nuestras melenas nuevas. Éramos jóvenes y aprendíamos ese lenguaje falso de embellecerse. Uñas y labios sonrosados. Primeros zapatos alzados y faltas de pliegues o campana, por encima de las rodillas. Nuestras cinturas entre torso y cadera, de envidiables medidas. No eran tiempos de tallas, porque vestíamos ropa a medida. En mi caso, hecha por mi madre y por mí.
Reíamos. Éramos felices. Nos soñábamos mujeres.
Salíamos a la calle confiadas. No imaginábamos lobos al acecho. Vivir en un entorno de reconocimiento y proximidad nos daba seguridad. Éramos buenas chicas. Íbamos al baile, a esperar a algún chico que nos sacara a bailar, sin repetir pieza con ninguno, y en muchos casos con algún conocido. Nos encantaba bailar. 

Esas amigas me las presentaron. Una sobrina de mis tías. Eran sus vecinas.

sábado, 24 de septiembre de 2016

¡Nada!

Nada me vale.
Nada me acerca
a la distancia
de no saberte,
de no tenerte,
de comprenderte.

¡Nada!

Y en este acto
pierdo las reglas.

Me quedo quieta.
Te espero.
Estás ya cerca.

Tu aliento
se torna aire,
se hiende en carne.

En ese instante
es el momento
de tu arranque.

Dentro se disipa el aire.

Se duerme el alma.
Se rompen cuerdas
de mi nostalgia.

Me falta suelo.
Todo me estalla.

Mi cuerpo,
mi mente,
mi sangre.

¡Nada!

Y es todo.
Contigo basta.

En ese acto
nada me falta.

Sin embargo,
eso pasa.

Hay un mañana.

Hay asideros
que nos impiden,
que simplifican
cuerpos y almas.

Amar no se mantiene.
No en lances
que nos embriagan.

Acariciamos
cuerpos sabidos.

Perdemos lo conocido.

Extraños,
la piel nos cambia.

Duermes contigo.
Duermo conmigo.

La misma cama.
Remanso y calma.

martes, 28 de enero de 2014

Calma!



Espant d'esperits foscos de la nit encarcarats i farcits de sentiments.
Humitegem els ulls enfonsats de perills.
Déu meu, quan hem patit!
I encara són aquí.
Mentre tant, podríem morir.
Calma!
Fem pausa!
Escoltem el remor de l'esperança.
No puc allunyar-me.
Em cal tornar-hi.
No ho puc evitar.
Sóc esclava del destí signat amb la meva sang.
Escolteu-ho!
Ens han tancat tots els camins, per fer-nos creure que aquest és el nostre destí.