sábado, 25 de mayo de 2013

No me entristecen

No me entristecen las muertes de los que se van yendo.
En mi proceso vital voy desvelando que esa senda me lleva por allí.
Lo que me entristece es la sociedad que no mejora y evoluciona a lo largo de la vida pasada y presente; que marcharé con ese vacío de ver que sigue el abuso y expolio de unos a otros, y que esta tierra madre no se disfruta, sino que se explota al máximo, exprimiendo sus recursos para atesorar imperios de predominio y dominio.
Es cierto que se van yendo referentes vitales y generacionales. La vida tiene sus turnos; los suyos dan paso a los que vienen.
Las huellas dejadas serán testimonio de que estuvimos.
No lo veremos, pero creemos y tenemos esperanza en que el testigo vaya siendo recogido.
Me duelen ausencias. Eso es evidente. 
Más las que engendran mis cuerpos de la mente y el alma. Más las de aquellos que rompen mis carnes por serlo de ellas, sangre de mi sangre. Cobijo de antes. 
Me duele que se levanten murallas y rompan las lanzas en contra de formas distintas, que sienten desde sus yoidades.
Ser diferente es riqueza, pero se le teme desde los dominios que quieren que nada cambie.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Hay voces...


Hay voces que se acallan cuando pasas.
Silencios que ahuecan el ala.
Sones acompasados que dan paso a gestos enmudados.
Certera la daga clava su sino sobre tu destino.
Muerde la agonía enjuagando labios cuarteados en sustancia ocluida.
Ni grites ni gimas.
Nadie se percata.
La sierpe enrosca sobre tu garganta.
Duermes.
La espera te alcanza.
Una mano amiga acerca su gesto para tu consuelo.
No la miras.
Ausente sin ella te sientes.

jueves, 2 de mayo de 2013

Nuestra plegaria cae en la nada.


Tener razón sirve de poco o nada.
Callarla es algo que empieza a suceder ante el hartazgo de un mundo desdibujado que anula y saquea injustamente.
Duele tanto que el instinto de vida se queja dando oído a la muerte a la que estamos destinados.
Suicidio ante la impotencia y derecho mellado.
Todos los pilares quebrados.
Aquellos que curaban el alma.
Aquellos que curaban el cuerpo.
Sus jerarcas se jactan y siguen impunemente dejando a su paso losas de víctimas de su mano.
Muerte.
Desolación.
Fratricidio y genocidio.
Lo humano se ha perdido por el camino.
Retorno imposibilitado por la muralla y paralización que nos ha alcanzado.
Quebrada tangente.
Nos hieren impunemente.
Se han adueñado de nuestras vidas robando futuro y presente.
Nuestra plegaria cae en la nada.