sábado, 24 de septiembre de 2016

¡Nada!

Nada me vale.
Nada me acerca
a la distancia
de no saberte,
de no tenerte,
de comprenderte.

¡Nada!

Y en este acto
pierdo las reglas.

Me quedo quieta.
Te espero.
Estás ya cerca.

Tu aliento
se torna aire,
se hiende en carne.

En ese instante
es el momento
de tu arranque.

Dentro se disipa el aire.

Se duerme el alma.
Se rompen cuerdas
de mi nostalgia.

Me falta suelo.
Todo me estalla.

Mi cuerpo,
mi mente,
mi sangre.

¡Nada!

Y es todo.
Contigo basta.

En ese acto
nada me falta.

Sin embargo,
eso pasa.

Hay un mañana.

Hay asideros
que nos impiden,
que simplifican
cuerpos y almas.

Amar no se mantiene.
No en lances
que nos embriagan.

Acariciamos
cuerpos sabidos.

Perdemos lo conocido.

Extraños,
la piel nos cambia.

Duermes contigo.
Duermo conmigo.

La misma cama.
Remanso y calma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario