viernes, 26 de abril de 2013

Magras nos caen juntas


Siempre pagaremos el error.
No habrá forma de subsanarlo.
Sus víctimas en nuestras manos torpes.
Creced y multiplicaos.
Esa prédica es la del invasor.
Trabajar como finalidad.
La vida es algo más.
Prosperar, sin límite.
Tú creces y el otro se come el polvo que cae de tus zapatos al caminar.
No admiten fracaso porque ellos siguen un plan trazado, en el que menos es más en su bolsa y réditos.
Nuestra resistencia no les parará los pies.
Cada vez tendremos más dificultades para salir a delante.
En el camino la selección natural a que nos han querido abocar.
Desterrados de nuestra realidad, habitamos la que nos quieren conculcar.
Aunque levantemos nuestra voz y neguemos la acción que pesa sobre nuestra espalda golpeándonos, no cambiaremos nada.
Seguimos afirmando esas rutinas que acomodan nuestras almas.
Cuando nos toque, como a otros les está tocando, alzaremos los brazos al aire y nos miraremos las manos vacías, queriendo buscar ese bote salvavidas que hace agua por no tener capacidad para lo que le alcanza.
Ahogan los cauces y conducen las aguas a pozos de desiertas palabras prometidas.
Sonrisas que indican que para ellos todo esto es un juego.
Las piezas que en él caen son pérdidas necesarias para alcanzar sus ganancias.
Hemos sido testigos de lo mismo en la historia pasada y presente.
Nos toca morder el salitre y rechinar nuestros dientes.
Magras nos caen juntas.

domingo, 21 de abril de 2013

Exilio



Estos pies cansados llagados, caminan sosteniendo la marcha hacía cualquier parte que no sea la que quieres dejar atrás.
Ellos te sostienen, y vas pertrechada con tus pocos bienes, sacando a tus hijos a delante, jugueteando en la inconsciencia infantil que no sabe.
Escapas del hambre, de las balas que apuntan a darte. Recorres caminos de piedras y barro, siguiendo la estela de aquellos que se fueron antes. Buscas otros sitios en que instalarte, para dar cobijo a los tuyos, ancianos que cuidas, enfermos que llevas contigo.
Tus niños se ríen, y esas sonrisas animan tu marcha, silenciando la nada que anida tu alma. Debes conseguirlo. De ellos depende que haya un mañana. Llegarás lejos. Su fuerza te alienta.
Paras en las fuentes, a calmar su sed, y sacas esos chuscos que dosificas para quitarles el hambre que pide su parte.
Tus ubres ya secas destilan tu sangre.
Acunas sus sueños. Les das tu aire.
Respiras tranquila y decidida, mirando a todas partes, no sea que alguien dispare.
Huyes con ellos hacía la esperanza que otros anuncian, dejando la estela que marca y señala.
Exilio.
Tu alma responde.
Sin titubeos.
Marchas.
Aquí no hay quien viva.
Y miras atrás descorriendo pestañas húmedas de salobre añoranza, de lo que queda atrás.
Robaron tu sangre.
Hirieron tu orgullo.
Te hicieron madre.
Como una loba, sacas a tu prole de esa zozobra a la que miras desde la distancia, dejándola atrás.
Muerdes tus labios hasta sangrarlos.
La rabia que enquista en tu alma te da las agallas para dar el paso y tirar de ese carro que tiempo atrás hermoseaban encajes y bordados arrullados con nanas que salían de tus labios frescos y hermosos.
Sobrevivirás.
Verás que la vida sigue igual.
Las alimañas pisando fuerte asolan la huella que no volverás a pisar.
Te escondes tapando sus bocas. El llanto de un niño recorre una ráfaga de fuego que debes evitar.
El niño se duerme en tu pezón seco, y respiras aliviada.
Pasan de largo. Sin detenerse. Su objetivo está allá, donde tu vas.
No hay marcha atrás.
Duermes atenta a los ruidos de la noche. Repondrás fuerzas para continuar. Tus pies hinchados envuelves. Duelen. Mañana los olvidarás, a cada paso por dar.
Tus compañeras dicen que ya queda menos. Un día más.
Los tanques dejaron huellas.
Recoges prendas que a otros no hacen ya falta. Rebuscas en lo que allí queda. Con ellas tapas el frío asentado en cuerpos de niños que piden pan.

miércoles, 17 de abril de 2013

Reclama


Perplejo 
movimiento sin aliento
compone 
el paso antepuesto a un destino incierto,
remedando con silencios
paseos de recuerdos

Requiere el tiempo su asiento,
asidero del sediento en movimiento

Pasajeros de naves naufragas
ondulantes en espacios inexistentes
sufragan la palabra enredada

Mecedoras en que surfean memorias,
atendiendo señales visibles a mentes inquietas.

Plañideras secan su llanto
por espanto.

Riñas que no llevan a nada.

Perdemos cuando el villano gana.

Nos lazan.

Hemos caído en desgracia.

Alza tu mirada al viento y cierra tu puño con decisión clara.

No atiendas los cantos de sirenas que adormecen tu conciencia.

Abre tus ojos.

Reclama.

martes, 16 de abril de 2013

Un niño, una niña...


Un niño, una niña, normaliza la vida que ve a su alrededor.
Un niño, una niña, debería tener un mundo nuevo de posibilidades.
Un niño, una niña, debería tener todas las posibles maneras para elegir la que quiera.
Un niño, una niña, tiene alas nuevas y magia renovada.
Un niño, una niña, no debería pasar hambre ni tomar las armas.
Un niño, una niña, no debería llorar porque el mundo le impide encontrar soportes en que sustentarse.
Un niño, una niña, no debería perder la risa y esconder en silencio el abuso a que se ve sometido.
Un niño, una niña, merece sonrisas y caricias.
Un niño, una niña, debe ser el cultivo del amor recibido para que en el futuro lo multiplique.
Un niño, una niña, es la responsabilidad de todos los adultos que habitamos la tierra.
No torzamos la rama cuando ésta es tierna.
No pretendamos enderezarla cuando ésta se seca.
Hay mucha tristeza derramada.
Hay mucha inconsciencia.